
Finalmente tomó por ambos lados la escalera y trepó el primer peldaño. Un enérgico redoble de tambor nació en aquel instante. De a poco los cuellos del público se fueron inclinando hacia atrás, al punto que algún distraído dejó caer su sombrero. Al llegar Anna a la cima el redoble cesó, la tensión fue evidente, el silencio lo inundó todo.
Respira. El acorde que da comienzo al número no se hizo esperar. Al momento, Anna se encontraba sobre una cuerda tensada flotando a veinte metros del suelo. Avanzaba lentamente, con la serenidad de quien conoce el oficio.
Desde la altura las cosas se ven más claras, o al menos diferentes, y algunas ideas es mejor que no lleguen tan alto. A mitad de camino Anna se detuvo. Los recuerdos comenzaron a subir la escalera. Su nariz se hizo un moco, mordió sus labios por no llorar.
Desde la altura las cosas se ven más claras, o al menos diferentes, y algunas ideas es mejor que no lleguen tan alto. A mitad de camino Anna se detuvo. Los recuerdos comenzaron a subir la escalera. Su nariz se hizo un moco, mordió sus labios por no llorar.
El público exhalaba todo tipo de gemidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario