23 de septiembre de 2010

Hombre Civilizado

¿Que no querés sopa? Tomá dos platos perejil. Es que de eso se trata, de cagarnos a piñas, de comer pasto una y otra vez aunque la cancha sea de pedregullo. De sufrir, de que no salga, de morderte la lengua, el brazo, la pierna, y darle darle hasta que quede morada. De ser como Almeyda en el mediocampo del monumental. De ser como Obelix cuando le dicen gordo.
A medianoche se escucha al rey, con el botón de arriba desabrochado y el esqueleto de una cena sin amor a un costado en el escritorio.
¿Qué diría Augusto si me viera viejo y pelado? Me paro, me hago sonar la espalda y miro la porción de ciudad que permite ver mi ventana.
La cuestión es que estoy cómodo donde estoy, por lo que destruír todo lo que me rodea se vuelve absolutamente primordial. Eructar en tu cara si es necesario, hacerte cosquillas aunque esté prohibido y volver al camino gitano amigo, que es de donde uno es.

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