
Algunas noches el universo te ataca y tu, que andabas con cara preocupada, ya no estás para ponerle el pecho y destruírlo con tu sarcasmo. Te vas perdiendo sangre hasta la cama y escondida entre las frasadas lloras en el silencio. La ausencia de algunas cosas duelen demasiado. Desvelada recorres los pasillos terminando el vino de la cena y cada tanto volves a fumar.
Perdón que me entrometa. Pero son precisamente estas las noches en las que me hes imposible no entrar a hurtadillas a tu cuarto, no acostarme a tu lado y no hacerte cosquillas con la barba.
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