7 de diciembre de 2008

Las Memorias de Iván


DOS

Ivan entró a la casa y cerró la puerta lentamente hasta el suave click' de toda puerta al cerrarse. Solo tenía que no ser descubierto hasta el baño.
De puntas de pié pasó por el sillón azúl, la chimenea y el raro mueble de la abuela, dejó atrás la mesa y las seis sillas.
Ivan mira por la cerradura para comprobar que no hay nadie transitando el corredor. Contiene la respiración para escuchar mejor. Finalmente, luego de unos segundos de entera tranquilidad (en el pasillo, no en Ivan evidentemente) finalmente decidió abrir la puerta. Miró nuevamente por si acaso y entró.
Este corredor, tan importante en la distribución de la casa, puede llevarte a cualquier habitación de la casa, es decir a la cocina-comedor, al cuarto de la cama grande, a su propio cuarto, al living ya mencionado, incluso al jardín. Y por supuesto, al baño, que estaba a tan solo unos metros de Ivan, frente a la mesita del teléfono.
La puerta estaba abierta. Da uno, dos, trés pasos y ya se lanza a correr cuando descubre algo terrible, su mamá estaba dentro, inmóvil frente a la pileta.
Iván automáticamente agachó la cabeza.
-¿Iván? –dijo su madre mientras se secaba disimuladamente las últimas lágrimas- Mirá lo que le hiciste a la camista… pone esta para labar y cambiate que tenés ropa limpia sobre la cama. ¿Por qué no vas mejor un rato a la casa de Martina? Yo te voy a buscar en un rato, ¿Te parece? –y se agachó y le dio un abrazo enorme y un beso enorme, de esos que te dan vergüenza.


PHOTO: Jacek Yerka.

3 comentarios:

viquita dijo...

gracias :)

Flor dijo...

lindo lo que escribiste, eh

lu. dijo...

che no habia visto este.
lei el tres y volvi y lo encontre.

estan lindos.