18 de septiembre de 2008

El crepúsculo del amanecer



Si bien diversas teorías sostienen que la luz artificial alumbra, solo la luz de la mañana esclarece.

El crepúsculo del amanecer comienza junto a los pájaros, que poco antes de las primeras luces ya se los ve intranquilos, actitud que precede a un cambio importante en todo animal razonable. Esto da pie a los colectivos, que comienzan su violenta marcha por la ciudad, rompiendo el aire, rompiendo el frío, espantando a fuerza de rugido de motor a los últimos fantasmas de la noche. Las luces de la panadería de Belgrano ya están encendidas, el quiosco de la esquina se despereza y el estudiantado en general espera en la parada sin lavarse la cara. ¡Cuidado! No te distraigas que se te va el bondi. El obrero ya está en el tren demasiado cargado y sin embargo, chimeneas aquí y allá que no se encienden desde el setenta y pico. José manguerea noblemente la vereda y moja la suela de los transeúntes. Lucrecia no encontró el sueño anoche y toma café mirando por la ventana. Las luces de la ciudad mueren lentamente.

2 comentarios:

Paula Cejas dijo...

Grazze

lu. dijo...

ya te dije que es precioso.
creo que de hecho mejoraste.
aunque seas un hijo de puta y digas lucrecia
si, ya se, es un lindo nombre y te admito que queda bien dentro del texto. pf.

sobrevivo, no te preocupes, y a ver cuando tengo un fin de semana decente y te puedo llevar a martinez :)