Caminaba en plena noche hacia el colegio, la poca gente que había en la calle en ese momento caminaba en silencio, sin mirarse, muertos, sin gracia.
El barrendero José, barría la calle sin que nadie se fijara en él. La noche anterior se había peleado con su esposa y desde entonces tan solo barría, tan solo. No la vería nunca más, pero aún no lo sabe.
Una pareja se despide en el zaguán y el perro se escapa, la antepenúltima hoja de un árbol cae sin causar conmoción. Un señor sale apurado de su casa.
Un cielo gris, en una ciudad gris. La calle gris, la gente gris, en un día gris.
Y de pronto, ella.
Grandes ojos azules, pálida y de vestido rojo.
28 de febrero de 2008
Rojo
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